Legend BSO - Crítica Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal

Mi primera película de Indiana Jones en el cine fue La última cruzada; tan solo tenía 2 añitos cuando se estrenó En busca del arca perdida y 5 en El templo maldito. Con 10 años ya tenía cierto criterio y además de disfrutar como un descosido con las aventuras del intrépido arqueólogo y su padre, supe catalogar el filme desde el primer momento como un clásico del género. Siendo justo, incluso se podría decir que Indy hizo resurgir el género de aventuras y hoy día hay múltiples imitadores que lo constatan.

Lo que en un principio era puro fervor juvenil cargado de acné y palomitas, cedió paso a la vena más crítica y puntiaguda de una madurez cinematográfica alimentada por tardes de capa y espada, cine bélico y audiciones enfermizas, pero Indy siguió al borde de mi estante de películas, aguardando no mucho una nueva reposición de sus andanzas.

Ahora que rozo la treintena y casi nunca le vuelvo a dar oportunidad al Dr. Jones (pero lo sigo queriendo como el primer día) aparecen Spielberg, Lucas y Ford y dicen que nos van a obsequiar con una película por y para los fans. No me atrevía a desempolvar mi sombrero fedora o el látigo, aletargados desde carnavales del 2006. George Lucas me metió tal miedo en el cuerpo con Star Wars que no quería hacerme ilusiones. A la postre fue una sabia decisión.

Indiana Jones y el Reino de la calavera de cristal (ya el título me pareció horroroso) es una película excelente para un niño de 10 años, muy entretenida para uno de 20 pero, y me duele en el alma decirlo, salvo los clichés de la saga que nos sacan la sonrisita, para uno de 30 en adelante es (o debería ser) un pestiño. Su principal defecto:
el guión.

Desde que 1989 dejara un dulce sabor en la boca de los fans de Indy, los rumores de su regreso han sido constantes y, desde que en 2002 se anunció oficialmente que habría 4ª entrega de la saga, un incesante vaivén de guiones y guionistas han pasado por las manos de Steven y George, de George y Steven.
Frank Darabont (Las aventuras del joven Indiana Jones y Cadena Perpetua no son ni mucho menos malas referencias) no convenció a Lucas con su guión. David Koepp (Misión Imposible, Spider-Man o Parque Jurásico tampoco son moco de pavo) fue designado finalmente para dar cuerpo a la, hasta el momento, última entrega del profesor del Barnett College, pero teniendo en cuenta que la supervisión del guión y la historia original son del George Lucas "post-amenaza fantasma", no es de extrañar que más que una película de Indiana Jones, se parezca a un libro de J.J.Benitez (que me gustan ¡ojo!, pero cada cosa en su sitio).

A sabiendas de que tras 19 años los frikis tragarían con todo, no se han cortado en el abuso de las situaciones imposibles (incluso para Indy!), las exasperantes recreaciones virtuales de escenarios naturales asombrosos (por aquello de ahorrar en billetes de avión, supongo) pero es, sobre todo, la increiblemente estúpida mezcla de géneros, más propia de los "elige tu propia aventura" dedicados a Indy de Ediciones Toray, lo que pone de los nervios en la butaca.

Igual que mi criterio ha ido cambiando con la edad y no se exige lo mismo con 10 que con 30, es posible que a la hora de aprobar el guión, como un abuelo que le concede a su nieta cualquier capricho, Spielberg haya aflojado, para mi decepción y para el contento de George Lucas.

Ni siquiera John Williams (aunque ya quisieran muchos otros ser capaces de componer algo cercano a esta banda sonora) logra una partitura demasiado llamativa, ni por asomo semejante a la soberbia The Last Crusade y con unos arreglos en el tema final que podría haberse ahorrado, para bien de los fans.

Pero tampoco son todo malas noticias. Spielberg sigue haciendo bien su trabajo. Sigue manteniendo esos ya típicos traveling de acercamiento al héroe , y el ritmo del filme es aceptable.
Harrison Ford sigue en su línea interpretativa y física; a ver si llegamos todos a su edad igual de ágiles. Shia Labeouf sin embargo, está un poco decepcionante en un papel creado única y exclusivamente para garantizar, si la taquilla responde, la continuidad de la familia Jones en el celuloide (no en vano hay un guiño al final del filme).
Una Cate Blanchett deslucida por un doblaje al ruso-castellano espantoso (mejor en v.o.), Karen Allen sin la intensidad de antaño y John Hurt en la piel del personaje más innecesario del largometraje (errático y sin sentido), un puñado de buenos actores si nos damos cuenta, no contribuyen a salvar este insalvable guión; para milagros, Lourdes.

Una cosa es impepinable, el tiempo pasa, ya nadie es el mismo que hace 20 años, pero lo que es bueno, es bueno siempre. Las primeras entregas de Indy volverán a verse en mi pantalla tantas veces como se decidan a caer del estante; Indiana Jones y el Reino de la calavera de cristal tiene todas las papeletas para amarrase fuertemente y no decir esta boca es mía.

Le doy un 5 porque es Indy, que si no...

J.J.L.S.