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Spiderman3

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SPIDER-MAN 3

Título original: Spider-Man 3
Año: 2007
País: Estados Unidos
Duración: 156 minutos
Director: Sam Raimi
Guión: Sam Raimi, Ivan Raimi y Alvin Sargent, basado en el personaje creado por Stan Lee
Productores: Avi Arad, Grant Curtis y Laura Ziskin
Música: Christopher Young
Fotografía: Bill Pope
Ficha artística:
Tobey Maguire, Kirsten Dunst, James Franco, Thomas Haden Church, Topher Grace, Bryce Dallas Howard, James Cromwell, Rosemary Harris, J.K. Simmons
 

SINOPSIS:

Aparentemente Peter Parker ha conseguido la ansiada estabilidad emocional que buscaba pues, además de haber consolidado su relación con Mary Jane, su alter-ego Spiderman es por fin reconocido como un héroe en la ciudad de Nueva York. Sin embargo surgirán nuevos conflictos cuando una criatura simbionte extraterrestre se apodere del traje del justiciero, alterando peligrosamente su carácter. Además tendrá que hacer frente a nuevas amenazas; su mejor amigo, Harry Osborn, ha heredado la malvada identidad del Duende Verde que su padre ocultaba; y un nuevo criminal conocido como "Hombre de arena", parece estar directamente implicado en la muerte de Ben Parker, el tío de Peter.

Aunque la ya recalcitrante moda de trasladar a la pantalla a los enmallados justicieros del cómic despuntara hace seis o siete años, Sam Raimi lleva toda su vida experimentando en el cine de superhéroes. Cómo si no deberíamos llamar a Ash, el alocado protagonista de la trilogía Evil Dead; o a Sharon Stone en Rápida y mortal; o, por supuesto, a Darkman, el macabro vengador protagonista de esa moderna y particular versión urbana del Fantasma de la Ópera. Incluso el bufonesco fumigador de Ola de crímenes, ola de risas ejercía de héroe en aquella delirante ópera prima. Por todo ello no había duda, allá por el 2001, de que Raimi era el indicado para dar vida a las aventuras del celebérrimo hombre araña y salir airoso; y hoy, seis años después, sigue siendo el que, con sus pros y sus contras, ha sido más capaz de tomar el pulso a este rentable género.

Los que hayan seguido la saga desde su comienzo comprobarán que, evitando todo riesgo, esta nueva entrega del arácnido no apuesta por aportar demasiadas novedades, ni en contenido ni en forma, a lo que se nos había contado hasta ahora, y las bazas que aquí se juegan son las ya características de la serie, para bien o para mal; una trama lineal bien construida con sano sentido del entretenimiento, justas dosis de acción esta vez algo aparatosa, personajes accesibles que se manejan en situaciones desenfadadas y, sobre todo, la agilidad de Raimi a la hora de orquestar una historia de estas características, siendo capaz de implicarse con un proyecto que resepeta pero sin perder por ello el sentido de la autoparodia cuando lo considera oportuno. Sin embargo, y precisamente por culpa de los muchos ingredientes, se acusa cierta carencia de ritmo que resta a este tercer film la garra y la frescura de sus prececentes.

Hay una ligera sobrecarga de sentimentalismo que ya se arrastra desde la primera entrega y se acentúa en cada una de las sucesivas. No es que sea criticable tratar de humanizar a este inusual héroe universitario cargado de esos problemas cotidianos que aparentemente nunca deberían afectar a los salvadores del mundo, pero la profusión de escenas sensibleras en las que el torturado Peter Parker se ablanda ante su tía, su novia o sus propios recuerdos, tienden a crear lagunas en el ritmo y hacen algo indigesto el de por sí extenso metraje de la cinta. No obstante, y teniendo en cuenta que en su concepción original, el trepamuros encabeza la lista de sufridores de toda la galería de superhéroes Marvel, hay que aceptar esta pequeña particularidad inherente al personaje y que, en cualquier caso, aún dista mucho de ese irritante existencialismo de preescolar con el que Brian Singer nos torturó en su soporífera Superman returns.

El auténtico problema es que, pese a todos los innegables aciertos, surge en esta peripecia un nuevo y letal adversario de Spidey al que ni con todos sus poderes puede vencer. No es Venom, ni el Duende Verde, ni el Hombre de Arena, sino otro mucho más terrible que tampoco fue derrotado en Matrix, Piratas del Caribe o X-Men, y con el que probablemente no pueda ningún blockbuster primaveral/veraniego; se trata de la taquilla, el principal enemigo de la creatividad. Si hoy por hoy el cine de acción se hermana con el videojuego, cada nueva secuela en pantalla es como un paso al nivel siguiente; y el público exige que cada nivel crezca en metraje, espectacularidad, personajes, enredos, pirotecnia... Solo que más no significa necesariamente mejor, y la imposición de llegar siempre más lejos que los precedentes tiende a crear una inconveniente saturación visual y argumental que sacrifica el dinamismo, la unidad, la coherencia narrativa y, sobre todo, ese espíritu primario de la aventura que siempre debería ser directriz de los filmes de este patrón. Esta tercera parte se resiente de tan mortal virus, y será seguramente esa peligrosa línea evolutiva con sus obvias limitaciones la que propicie una quizá pronta extinción de este tipo de cine, tras la cual solo algunos títulos privilegiados se habrán ganado su podio en el recuerdo colectivo; y si hubiera que apostar, diría que la primera incursión de Spiderman –independientemente de cuantas nos queden por ver- será uno de ellos.

M.M.M.

 
Valoración: 5/10

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