Nos llega una nueva colección extraída de esta serie nacida de la imaginación de Steven Spielberg cuyo interés, al igual que en las anteriores ediciones, radica sobre todo en la diversidad. Al margen de los notables y ya conocidos temas principal y final, comentamos por separado los segmentos de cada compositor.

GO TO THE HEAD OF THE CLASS (Alan Silvestri)
Si de algo no adolece esta partitura es de dinamismo, pero aún así resulta monótona a pesar de su brevedad. Ciertas fórmulas empleadas por Silvestri recuerdan a las que utilizó en Regreso al futuro, pero sin la riqueza orquestal de aquella; otros tensos pasajes recrean, mediante ritmos burlescamente herrmanianos, situaciones terroríficas. Música efectista, mucho sintetizador, y ninguna aportación interesante al currículo de un Alan Silvestri menos inspirado que de costumbre.

THE WEDDING RING (Craig Safan)
Es evidente que componer la banda sonora de un episodio televisivo con sus condicionantes de duración, limita enormemente la creatividad del músico, que se ve obligado a contar mucho en poco tiempo sin salirse de las pautas impuestas por el director. Safan ha optado por construir su trabajo sobre sencillas pero eficaces melodías, parcialmente basadas en la canción On the Boardwalk In Atlantic City, que reflejan la mezcla de géneros –fantasía y comedia- a que se enfrenta el autor. Pese al simplismo con que se ha concebido esta partitura, no faltan pequeños alardes de ingenio que hacen la escucha ágil y entretenida.

MIRROR, MIRROR (Michael Kamen)
Kamen apenas recurre a las melodías –ni se echan de menos- en este trabajo inquietante y a veces frenético, un poco en la línea de sus creaciones para Die Hard o Lethal Weapon. Con base sinfónica, no se descartan sin embargo recursos inusuales para transmitir determinadas sensaciones, como la distorsionada ecualización del tema Zombies. La eficacia de Michael Kamen queda fuera de toda duda, y aunque como es habitual en la serie la música es sobre todo funcional, transluce el talento y la inconfundible personalidad de este gran autor que convierte su breve obra en una joya dentro de esta antología.

MR. MAGIC (Bruce Broughton)
Hablando una vez más de las exigencias del relato, vemos que Broughton ha concebido su partitura como  medio descriptivo para introducirnos de lleno en el ambiente en que se desarrolla esta historia. Por ello se aleja de su sinfonismo habitual para sorprendernos con un rag de época sobre el cual fundamenta prácticamente todo su trabajo, si bien hay algún tema de guitarra o incluso una incursión de la marcha nupcial, que rompen la monotonía de esta peculiar al tiempo que olvidable composición; es una lástima haber contado con un nombre de este calibre para cubrir unas necesidades tan mediocres.

SECRET CINEMA (Billy Goldenberg)
No puede decirse que Secret Cinema sea deficiente, pero lo cierto es que la presencia de Billy Goldenberg en esta recopilación apenas pasa de la mera anécdota. La música que ha creado para su segmento es impersonal, y los cortes tan breves que ni llegan a tomar forma. Además, como antes hizo Broughton, recurre a crear notas ambientales que apenas permiten vislumbrar el estilo de este veterano autor especialista de la televisión, en una pieza prescindible solo justificada por completismo.

LIFE ON DEATH ROW (Fred Steiner)
Son también muchos los años que el anciano Fred Steiner lleva, batuta en mano, poniendo su arte a series de tanta tradición como Twilight Zone, Star Trek, Bonanza o Perry Mason, pero lo cierto es que la especialización televisiva condena a cierto anonimato y normalmente dificulta ese salto que lleva a ser una figura de renombre. Mediante piano y, sobre todo, violines hábilmente ejecutados en la más clásica tradición del cine de suspense, Steiner consigue, cuando menos, crear un clima angustioso y febril que sin duda funciona; lástima de la brevedad de un trabajo que, con facilidad, resulta el más oscuro de la antología. Partitura intensa y de gran carga dramática que, en pocos minutos, permite al compositor demostrar su alto grado de implicación.

THE PUMPKIN COMPETITION (John Addison)
Supone este uno de los trabajos finales de un prolífico autor que cimentó su trayectoria tanto sobre cine como sobre televisión, predominando este último campo. Se reconoce con facilidad el inconfundible estilo de Addison; vivaz, pomposo, burlón, tremendamente británico y, por qué no decirlo, algo vulgar a veces. Su descriptiva música va al grano, y aunque resulta eficaz y divertida se ve perjudicialmente condicionada por las necesidades de un episodio circense y algo absurdo.

GRANDPA’S GHOST (Pat Metheny)
Es curiosa la elección de un autor que apenas se ha aproximado al mundo de la banda sonora. Sin brillar especialmente, sus notas son melódicas y funcionan bien a la hora de crear una atmósfera cálida y entrañable. Y, teniendo además en cuenta la brevedad de los cortes, poco más que eso ofrecen; un regusto agradable para un episodio más intimista que la media de la serie.

THE MISSION (John Williams)
Sin desmerecer al resto de autores, John Williams se convierte con holgura en la estrella de esta recopilación, en buena parte debido a las características de un relato más épico y espectacular de lo que viene siendo habitual en la serie. Si bien existía una grabación de la Royal Scottish National Orchestra dirigida por Joel McNeely, era más que necesaria la recuperación del original.
El clasicismo sinfónico y la intensidad emocional que caracterizan al autor están presentes en esta completa pieza que destila un reconocible espíritu aventurero propio de las partituras de Indiana Jones. De entre todos sobresale el climático corte Jonathan Begins to Draw; The Landing, un excepcional párrafo de diez minutos que acompaña toda la conclusión de la historia y permite a Williams exhibir su talento para crear tanto tensiones crecientes como reconfortantes fanfarrias y emotivos momentos melódicos. Las excelencias de esta magnífica labor hacen de por sí imprescindible esta tercera antología.

M.M.M.