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INDIANA JONES AND THE KINGDOM OF THE CRYSTAL SKULL
Compositor:
  Dario Marianelli  

JOHN WILLIAMS

Sello / Ref. Concord Records CRE-30825-02
Duración: 77 minutos
Año: 2008
Lista de cortes:

1. 

Raiders March (05:06)

2. 

Call Of The Crystal (03:49)

3. 

The Adventures Of Mutt (03:12)

4. 

Irina's Theme (02:26)

5. 

The Snake Pit (03:15)

6. 

The Spell Of The Skull (04:24)

7. 

The Journey To Akator (03:07)

8. 

A Whirl Through Academe (03:34)

9. 

"Return" (03:12)

10. 

The Jungle Chase (04:23)

11. 

Orellana's Cradle (04:22)

12. 

Grave Robbers (02:29)

13. 

Hidden Treasure / The City Of Gold (05:14)

14. 

Secret Doors / Scorpions (02:17)

15. 

Oxley's Dilemma (04:46)

16. 

Ants! (04:14)

17. 

Temple Ruins / The Secret Revealed (05:51)

18. 

The Departure (02:27)

19. 

Finale (09:20)

 

 
Indiana Jones Indiana Jones
 

A lo largo de la historia del cine, no han sido muchas las ocasiones en que el tema central de una banda sonora se inmortaliza y asocia indefectiblemente al film o personaje para el que ha sido concebido, dejando hondo calado en la memoria colectiva. Entre otros vienen a la mente algunos casos muy concretos como Los Siete Magníficos de Elmer Bernstein, El Padrino de Nino Rota, La Pantera Rosa de Henry Mancini, o el tema de James Bond de Monty Norman y John Barry.

Para hacerse una idea del impulso comercial y la revolución conceptual que el nombre de John Williams ha significado en el enfoque musical del cine moderno, baste recordar que en solo siete años –de 1975 a 1981- el maestro ha sabido crear al menos cinco de esos motivos que, convertidos en clásicos instantáneos, cualquier cinéfilo o profano es capaz de identificar y tararear; me refiero a Tiburón (1975), La guerra de las galaxias (1977), Superman (1978), la marcha de Darth Vader perteneciente a El Imperio contraataca, (1980) y, por supuesto, la fanfarria que en 1981 acompañó por primera vez las aventuras del arqueólogo más carismático del celuloide.
 
El simple hecho de volver a ver a Harrison Ford blandiendo su látigo al son de las conocidas notas, ya sostiene el interés por la partitura de Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal, aunque desde luego hay alicientes adicionales; la composición, avalada sobre todo por el impecable dominio del maestro sobre la orquesta sinfónica, es ágil, brillante y más ligera que sus precedentes, aunque sin alcanzar los altísimos parámetros de calidad de aquellas. Acusando quizá cierto desgaste imaginativo ya palpable en sus creaciones para la nueva trilogía de Star Wars, Williams ha optado por la seguridad en lugar de la innovación; de hecho hay momentos prácticamente calcados del primer film, empezando por la socorrida Raiders March, cuya presencia en el compacto como corte independiente carece de necesidad.
 

Recupera también la fórmula que tan buenos resultados le ha dado durante su carrera, consistente en la asignación de un leitmotiv para cada personaje; así, encontramos un corte de tinte siniestro llamado Irina’s Theme (La villana rusa que interpreta Cate Blanchett); una melodía mucho más festiva para acompañar las aventuras de Mutt Williams, el personaje encarnado por Shia Labeouf; y por supuesto, redescubrimos el bellísimo tema de Marion creado para En busca del arca perdida y cuya utilización está más que justificada. Incluso hay un místico pasaje, funcional pero efectivo, para adornar la aureola de misterio que rodea a la calavera.

El Williams del 2008 continúa derrochando energía, lo que demuestra en cortes arrolladores como The Jungle Chase o Ants. Su laborioso trabajo rico en matices satisface tanto en el film como en audición independiente; lo que ya no encontramos es la increíble habilidad de antaño para construir pasajes de acción que cortaban el aliento y no decaían ni un solo segundo pese a su ocasionalmente extensa duración. Hoy sus temas, aunque aún terriblemente eficaces, son más propensos al olvido, al faltarles la garra de aquellos cortes como Desert Chase, Slave Children’s Crusade o Belly of the Steel Beast, que tan sólidamente se asentaron en nuestro recuerdo.

Aún con todas estas consideraciones, es difícil librarse de todo resto de subjetividad cuando se califica el trabajo de una leyenda viva como John Williams. Para los que hemos seguido su magnífica y extensa trayectoria, Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal se presenta como un score de correcta factura pero incapaz de sobresalir, minimizado entre un sinfín de obras maestras; sin embargo, el oyente más familiarizado con autores actuales, que haya aceptado como referencia de calidad el standard del momento, encontrará en este compacto un tesoro que eclipsa cómodamente la práctica totalidad de lo que hoy se compone.

M.M.M.

 
Valoración:

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