John McClane vuelve por cuarta vez, tras 12 años de descanso, para reventar con su audacia y socarronería las pantallas de todo el mundo. Pero quien desgraciadamente no puede acompañarle en su nueva peripecia es el desaparecido maestro Michael Kamen, que había engalanado con su arte las tres anteriores aventuras del atípico policía.

El reto que se le presentaba a Marco Beltrami era realmente complicado, pues no solo el trabajo de Kamen ha sido siempre elogiado por legiones de aficionados a los que les iba a resultar muy difícil separar su característico sonido de las peripecias de McClane, sino que además el prematuro fallecimiento del compositor ha mitificado aún más su obra haciéndola prácticamente insustituible.

Casi todo el compacto –sinfónico en su totalidad- se compone de temas de suspense o acción, y hay pasajes rítmicos y estallidos orquestales de brillante ejecución, pero carentes de contenido si intentamos rasgar la superficie. La escucha de la partitura es amena y agradable, pero deja una incómoda sensación de vacío.

Lo que este joven compositor italiano ha intentado hacer es loable, pues es fiel a su aún no muy definido estilo al mismo tiempo que honra el recuerdo de su predecesor; el problema es que mientras Kamen era un maestro, su heredero en esta gesta no pasa de aceptable. Beltrami controla la técnica pero adolece de personalidad; su música es muy efectiva y se pone al servicio de las imágenes con eficacia, pero no tiene garra ni trasciende de ser un sonido de transición correctamente ejecutado.

Con suerte, la máxima aspiración de los autores actuales es conseguir sonidos que resulten apropiados para las imágenes, sin preocuparse demasiado del contenido o la unidad de su obra. Sin ánimo de hacer apología de la nostalgia, se hace muy difícil en estos tiempos encontrar una partitura con vida propia, que crezca y evolucione enriqueciendo en profundidad la película para la que se ha concebido.

Nadie hablará de esta partitura, nadie recordará una sola nota cuando haya acabado la proyección salvo aquellas en que se retoman las melodías creadas por Kamen.

M.M.M.