Es una lástima que ni el realizador Xiaogang Feng ni el compositor Tan Dun se prodiguen tanto como quisiéramos, pues hay que descubrirse ante resultados como el que juntos han conseguido en este film tan perturbador para la vista como para el oído.

A pesar de la impecable simetría pictórica que gobierna buena parte de la imaginería estética de Xiaogang Feng en esta cinta sangrienta, sensual y provocadora, hay también cierta anarquía narrativa consecuentemente reflejada en la atrevida composición musical de Tan Dun, que afronta su encargo con arrojo, sin complejos y prescindiendo de directrices.  

Es imposible aburrirse con este variado score que apenas se atiene a normas. Así, saltamos de pasajes líricos a base de violines desbordantes de sensibilidad (El leitmotiv central tal como lo escuhamos por ejemplo en el tema Lost Days, recuerda a las melancólicas notas de la excelente Somewhere in Time, de John Barry), a otros poco convencionales donde percusión, piano y coros enloquecen en una colorista fantasía de sonidos; de la misma manera, se mezcla sabiamente la tradicional instrumentación oriental con el más universal sinfonismo. Todo ello, sin renunciar a ciertos momentos melódicos donde el nivel de clasicismo es tal que hace difícil aceptar que estemos hablando de una obra moderna.

M.M.M.