Para su cuarta colaboración con Martin Scorsese, Howard Shore ejecuta un sorprendente giro en su estilo que demuestra cuánto tiene aún por decir este prolífico autor; pues, lejos de aquel sonido enfermizo que le caracterizó en los filmes de Cronenberg, o de la opulencia orquestal y coral que desplegó en la trilogía del Anillo, nos ofrece ahora una escueta composición tan lograda como poco ambiciosa, donde la guitarra –española para los pasajes melódicos, y eléctrica en momentos de más tensión- adquiere protagonismo absoluto y las melodías son sencillas y eficaces. La breve duración de este compacto (41 minutos) comparada con la media actual, es en este caso beneficiosa, pues aligera una escucha que podría llegar a ser monótona dada la uniformidad de la obra.

Una cierta carga de ironía en el tema principal, ejecutado con cadencia de tango por guitarra acústica, puede llevar a presuponer que esta será una composición superficial; pero no hay que confundir sencillez con inconsistencia pues, sin la ayuda de un gran abanico instrumental, se consigue una notable riqueza dramática que crece y se reafirma a medida que avanza la obra. Con pequeños giros melódicos, dosificada utilización de orquesta y algún truco expresivo –como el uso de sordina para acentuar momentos cómicos- los sentimientos se filtran admirablemente a través de las notas sin necesidad de mayor complejidad.

Y tal capacidad para crear ambientes la podemos apreciar en temas como The Faithful Departed, donde la tensión aumenta a medida que asonantes violines van creando una inquietante telaraña sonora in crescendo hasta la suave irrupción del leitmotiv, que transforma totalmente el carácter de este corte; o en Miss Thing, que recurre de nuevo al tema principal, esta vez interpretado por mayor agresividad con guitarras eléctricas. Mención especial merece Billy’s theme, pieza de enorme lirismo que resulta corta pese a ser la más extensa del compacto.

Como casi todos los trabajos de Howard Shore, éste es una muestra más de su originalidad y valentía pues, si bien la guitarra acústica funciona siempre bien al margen de las modas, no deja de ser atrevido basar prácticamente toda la partitura en el uso de ese instrumento, sin apenas contar con apoyo de orquesta o sintetizador.

M.M.M.