En
una partitura donde el teclado y la cuerda juguetean por llevar
la voz cantante, Roque Baños saca lo mejor de sí mismo
en materia de thriller.
Partiendo de temas intimistas al comienzo del score,
donde imperan el piano y las melodías melancólicas,
pronto se torna (de la mano del filme) acelerado, violento e inquietante
al rechinar de los violines.
El trabajo del compositor murciano se mueve en el terreno
del suspense con una soltura asombrosa y hace de esta cinta,
de temática poco habitual en nuestro país (tan sólo
Amenábar se había salido un poco del tiesto hasta
la fecha), un producto de gran calidad.
Es una lástima que proyectos de este tipo
escaseen por nuestras tierras teniendo un digno heredero de Herrmann
a la vuelta de la esquina.
J.J.L.S.
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