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TIME AFTER TIME
Compositor:
  Michael Danna  

MIKLÓS RÓZSA

Sello / Ref. Film Score Monthly FSMCD Vol 12 No. 3
Duración: 53 minutos
Año: 1979 / 2009
Lista de cortes:

1. 

Warner Bros. Logo*/Prelude (01:19)
* by Max Steiner

2. 

Jack!/L'Aio de Rotso (01:16)

3. 

Farewell (00:53)

4. 

The Vaporising Equaliser (00:27)

5. 

Search for the Ripper (01:26)

6. 

The Time Machine (01:32)

7. 

Decision (00:46)

8. 

Taking Off/Time Travel (02:47)

9. 

Man Before His Time (01:53)

10. 

First Bank Montage/Second Bank Montage (01:02)

11. 

Utopia/Car Ride (01:57)

12. 

Cartoon/War (00:21)

13. 

The Ripper/Pursuit (03:12)

14. 

The Time Machine Waltz (04:31)

15. 

The Redwoods (02:06)

16. 

Palace of Fine Arts/The Dinner/Search for a Victim (02:28)

17. 

A New Victim/Frightened (01:52)

18. 

The Telephone Book/The Envelope (00:43)

19. 

Decision for Murder/Murder (01:58)

20. 

The Prism Pin/The Fifth Victim (02:02)

21. 

The Last Victim/Aftermath (02:27)

22. 

Valium/H.G. Arrested (01:26)

23. 

3:20 P.M./Nocturnal Visitor (02:08)

24. 

Despair (01:03)

25. 

Dangerous Drive (02:57)

26. 

The Journey's End/Finale (03:39)

27. 

The Time Machine Waltz (04:59)

 
 

En nuestra reseña sobre La vida privada de Sherlock Holmes ya comentábamos el curioso anacronismo que, en el alocado 1970, supone la aparición de una obra de inconmesurable clasicismo como la creada por Miklós Rózsa; sensación deliberadamente acentuada en filmes posteriores como El ojo de la aguja, El eslabón del Niágara y Los pasajeros del tiempo.

Para alguien que escuchara Time After Time sin conocer el film, sería imposible adivinar que fue compuesta en 1979. El impacto que para los sentidos implica el contraste de una narración contemporánea con notas no tan lejanas a aquellas escuchadas en Recuerda, Moonfleet o El tormento y el éxtasis, no solo refuerza la esmerada elegancia que el film logra traslucir, sino que provoca una mágica sensación de irrealidad que da personalidad propia a una cinta sabiamente cimentada. Algo parecido y mucho más radical pudimos disfrutar en 1992 cuando, para la versión de Cape Fear firmada por Scorsese con su siempre turbulento y subyugante estilo visual, Elmer Bernstein recuperó la partitura que Bernard Herrmann había compuesto para el título original de 1962; pero esa es otra historia con una intencionalidad diferente que no procede ahora comentar.

A la hora de contar su fantasía sobre viajes temporales, Nicholas Meyer ha dibujado las dos edades y escenarios en que se ambienta el relato desde un punto de vista totalmente parcial, y ha decidido que en todo momento prevalezca la óptica victoriana (tiempo al que pertenecen los principales personajes, H.G. Wells y Jack el Destripador) tanto a nivel argumental como estético. Ese nostálgico discurso se refleja constantemente tanto en la historia como en la música; la modernidad de los años 70 aparece distante frente a la confusa mirada de los que vinieron de un siglo atrás, y es ese desconcierto el que el director retrata apoyándose en la tradicional música de Rózsa. Para cuando la aventura llega a su final, el espectador es ya cómplice del protagonista en su necesidad de regresar al tiempo al que pertenece y del que no ha conseguido desvincularse, en buena medida gracias al efecto que produce el evocador estilo del compositor húngaro.
Incluso en esta última etapa de su carrera en la que su producción se redujo drásticamente, el magnífico autor conservaba su altísimo nivel cualitativo y no perdió un ápice de sus señas de identidad. En ampulosos cortes como el Main Title o Journey’s End/Finale, es fácil reconocer la grandilocuencia que antaño convirtió a Rózsa en máximo referente musical del cine bíblico, adaptada aquí a un escenario mucho más terrenal.
No obstante, pese a la indiscutible garra de temas enérgicos como Taking Off/Time Travel o The Ripper/Pursuit, es en los fragmentos más bucólicos donde Rózsa nos brinda una auténtica lección de sensibilidad; como The Time Machine Waltz, una pieza bellísima incuestionablemente clásica que podemos disfrutar en dos diferentes interpretaciones, y The Redwoods, apasionado tema de amor que trae a nuestra memoria la fascinación de los años dorados de Hollywood.
Gracias a Film Score Monthly podemos disfrutar por vez primera de esta genial composición en su versión original tal como fue grabada para el film en Burbank, ya que la anteriormente editada era una regrabación que Rózsa preparó con la Royal Philharmonic Orchestra en Londres especialmente diseñada para el LP. Además, a la escueta compilación de 17 cortes y 38 minutos existente se añaden 10 temas inéditos elevando la duración del compacto a 53 minutos; por todas esas razones, no hay duda de que estamos ante un producto único que ningún aficionado debería perderse, ni tampoco aquellos profanos que deseen entrar en contacto con el mundo de la banda sonora empezando por lo mejor.

M.M.M.

 
Valoración: 9/10

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