Vale, admito que es lo que le pega a la película.
Vale, admito que como banda sonora de acción no está
mal del todo.
Pero lo de Mediaventures, Remote Control Productions
o como quieran llamar ahora al chocho (perdón por la expresión)
que se han montado Hans Zimmer y compañía, no tiene
nombre.
De unos años para aquí, y ya van bastantes, desde
que en 1996 se estrenara La Roca (en su momento excelente
banda sonora de acción firmada por Nick Glennie-Smith y
no se cuantos más), el proyecto abanderado por Hans Zimmer
ha evolucionado cero patatero.
Basándose en ritmos machacones (perfectos para las persecuciones
de coches, mamporros y demás artificio hollywoodiense),
más bien poca melodía acompañándolos,
y fríos coros por doquier, apenas se pueden apreciar diferencias
entre los scores de la escuela de compositores más prolífica
del mundillo. Atrás quedaron los días de encierro
en el famoso cuarto oscuro del que alardea todo compositor que
se precie. Ahora lo que se lleva es juntarse un grupo
de colegas, tomarse unas birras, componer un batiburrillo de ritmos
trillados y echarse a los chinos quién figurará
en la portada del soundtrack de turno. Steve Jablonsky
no se sale del patrón de Mediaventures, no sea que le salga
una banda sonora buena...
Es lamentable que se engañe al público de esta
manera, sobre todo teniendo en cuenta que del cole del profe
Zimmer han salido excelentes compositores que han demostrado
tener dentro mucho más de lo que les enseñaron en
la escuela.
Perfectos ejemplos de ello son Las Crónicas de Narnia
o El Reino de los Cielos (por citar sólo dos)
de Harry Gregson-Williams o el excelente trabajo de John Powell
(el alumno aventajado) en Chicken Run o X-Men: The
Last Stand.
Pues eso, que Transformers es más de lo mismo.
La escuché por primera vez en 1998 pero con otro nombre
y autor (Armageddon, de Trevor Rabin).
Y podría pasarme la tarde entera citando scores calcados
y compositores hermanados; pero gracias a Dios, tengo otras cosas
que hacer.
J.J.L.S.