En este trabajo, tan marcado por su concepción infantil, Newman se limita la mayor parte del tiempo a desarrollar una música completamente funcional que no vas más allá de una orquestación correcta en ejecución y formas. Se apoya en sonidos electrónicos, ecos y efectos sonoros que evocan conceptos como la soledad del espacio, la mecánica de los protagonistas o la torpeza de sus acciones, generando un resultado agradable en su visionado pero insulso en su audición aislada.
Desgraciadamente, el hecho de que los temas sean tan cortos como numerosos, entorpece enormemente la apreciación del score, por discontinuo y cambiante.
En general no es un proyecto para grandes lucimientos, si bien cabe decir que Thomas Newman demuestra sin paliativos su capacidad para dar un salto cualitativo en la partitura en cuanto la situación del filme lo permite, lo cual podemos apreciar en los cortes Eve Retrieve y The Axiom, quizá lo mejor del disco.
En clara dualidad, los momentos más destacables se identifican con la protagonista femenina, Eve, y la defensa del axioma que le ha sido programado. En el otro extremo, el propio Wall·E no sale bien parado del reparto pues se identifica con los temas más circenses e incidentales. Entre esta dinámica de pareja, se interponen en la música de Thomas Newman, canciones clásicas como La vie en Rose, de Louis Armstrong, por aquello de que el simpático robot compactador de basuras tiene un gusto especial por las películas y música de los años 60.
Con Wall·E, Thomas Newman consigue su 9ª nominación a los Oscars de Hollywood en el apartado de Mejor Banda Sonora Original.
A eso hay que sumarle también este año, una más a la mejor canción por Down to Earth, co-escrita con Peter Gabriel, pero a pesar de tan buena disposición, el trofeo de la Academia norteamericana parece resistírsele incluso en años en los que la pobreza musical asola las salas de cine.
En otras ediciones está claro que esta banda sonora no habría desfilado por la alfombra roja, pero visto lo visto, tampoco es de extrañar, teniendo en cuenta la aberración que se ha llevado la estatuilla.
Thomas, si no la has trincado de esta, no la trincas nunca...
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