En espera de poder disfrutar de una edición completa de la partitura compuesta por Christopher Young (El compacto de canciones, extraídas de Dios sabe dónde, que han tratado de colarnos como banda sonora, no incluye ni un solo tema del score) para la tercera aventura del superhéroe arácnido, contamos con un más que aceptable promocional que consta de siete cortes de Young y nueve adicionales de Deborah Lurie.
Cuando menos sorprende que un trabajo en el que hay involucrados tantos nombres como en la partitura de Spider-Man 3 alcance un resultado satisfactorio, como es el caso. Porque Young, en algunos de sus pasajes, toma como referencia las composiciones de Elfman para los títulos anteriores; y Lurie parte del trabajo de ambos. Pero si tenemos en cuenta que tanto Young como Lurie fueron ya presencias partícipes de la música adicional en Spider-man 2, parece lógico que ambos fueran los elegidos para continuar la labor de un Danny Elfman al que, sin ánimo de desmerecer, no se echa en falta.
El Main title continúa la estructura de sus precedentes; se basa en la melodía asociada al superhéroe que en su día compuso Elfman, pero interrumpida en la franja central por un párrafo musical nuevo que después se desarrollará en la partitura. Sin embargo, haciendo alarde de su veteranía y demostrada profesionalidad, Young vence los condicionantes impuestos por su predecesor y es capaz de aportar personalidad propia, sin por ello traicionar el estilo característico de esta saga.
Así, se permite auto-homenajearse en Birth of Sandman, donde acompaña la espectacular formación del personaje con una inquietantes y al mismo tiempo trágicas notas que recuerdan al siniestro vals que, en Hellraiser, utilizó en aquella similar escena en la que un monstruoso ser tomaba forma a partir de una gota de sangre; y ha creado un hermoso tema de amor, simple pero de gran belleza, que podemos escuchar en el Happy Ending. También los temas de acción, fieles a la tradición de Young, incluyen sombríos coros y sonoridades más oscuras que las que solía utilizar Elfman.
En cuanto a la música de Deborah Lurie, eterna compositora en la sombra, complementa la labor de Young y de Elfman con acierto pero sin grandes aportaciones; prácticamente todos sus cortes son breves y utilizan melodías ajenas, con lo cual es difícil valorar aquí el mérito de la autora. Pero contribuyen a que, en su conjunto, la obra adquiera una dimensión interesante.
M.M.M.
Publicado el 09-07-2007
|