Firma de discos
Tras el concierto del sábado y arrastrando la resaca organizativa
que dominó el fin de semana, la firma de discos que, según
el programa, empezaba a las 11 de la mañana, se retrasó
las 2 horas de rigor.
Los últimos en llegar
al Palacio de los Cueva (casa solariega del siglo XV de gran belleza
que acogió el evento) fueron Bruce Brughton y John Debney.
Decenas de aficionados a la caza de autógrafos se organizaban
formando cola por el patio hasta llegar a las escaleras que daban
acceso al salón del piso superior donde se alinearían
los compositores.
El orden y la rapidez presidieron
la firma. En pocos minutos se salía con las carátulas
dedicadas por todos los autores.
Predominando las covers de discos compactos, Broughton y Roque
Baños, que se sentaban uno al lado del otro, se quedaron
fascinados con la edición en vinilo de Silverado
(1985) que le tendió Mario.
Encantadores como el resto del
fin de semana, casi todos los compositores accedieren a todo tipo
de dedicatorias y gestos de admiración, destacando por
encima de todos John Scott que se empapó del cariño
de los asistentes al congreso devolviendo cada mano tendida y
posando incansable en las fotos.
Digo casi todos porque John Powell se destapó como una
persona bastante desconsiderada con sus fans, firmando discos
sin personalizar, no permitiendo fotos excepto a la prensa (aunque
he leído que alguno convenció a Broughton para que
le forzara a posar…), marchándose media hora antes
que el resto de los invitados a la firma de discos y haciendo
declaraciones burlescas que desentonaron con el ambiente de convivencia
y reciprocidad, pilares del Congreso Internacional de Música
de Cine “Ciudad de Úbeda”.
Comida de Hermandad
La sabrosa aunque tardía comida del domingo en el Hotel
“Ciudad de Úbeda” aportó grandes momentos
finales a nuestra estancia en el Congreso.
Tuvimos la oportunidad de comer
junto a Roque Baños y miembros de la organización
y escuchar impresiones sobre sus últimos trabajos, sobre
Úbeda, anécdotas de la presente y la pasada edición…
Robert Townson y John Scott
recorrieron mesa por mesa brindando con cada congresista e interesándose
por cómo nos lo estábamos pasando. Scott, al igual
que el resto de invitados internacionales, había quedado
impresionado con el concierto de Baños la noche anterior
y llamándole maestro, le invitó a encontrarse en
Londres con él, a su paso por la capital inglesa para la
grabación del score de The Oxfor Murders, de Alex
de la Iglesia.
En una de las mesas centrales
del salón comedor, el grupo de aficionados más ruidoso
de los presentes amenizó la comida con tarareos de sus
bandas sonoras favoritas, consiguiendo la atención de los
compositores que se acercaron a brindar con ellos, y del hijo
de John Powell que apuntó maneras meneando los brazos en
un intento de dirigir al ingobernable grupo de tarareadores.
Se ganaron el aplauso del salón
entero con una magistral interpretación de “Anvil
of Crom” (en la que no faltó algún cubierto
marcando a ritmo perfecto el martilleo de la fragua bárbara)
del maestro Poledouris, que estuvo muy presente en nuestros corazones
durante el fin de semana, un gran fin de semana.
J.J.L.S |