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Lady in the water

LA JOVEN DEL AGUA (Lady in the Water, 2006)

En una insulsa comunidad de vecinos donde habitan pintorescos personajes, aparece una joven llamada Story (Bryce Dallas Howard), que asegura proceder de un desconocido mundo acuático. el cuidador del edificio, Cleveland Heep (Paul Giamatti) se compromete a cuidar a la misteriosa recién llegada, e intentará ayudarla a regresar a su hogar antes de que un terrible depredador que la persigue logre alcanzarla.

Sello / Ref. Decca/Universal B0007309-02
Duración: 60 minutos
Año: 2006

Lista de cortes

1. 

Prologue (02:52)

2. 

The Party (06:41)

3. 

Charades (05:50)

4. 

Ripples In The Pool (01:50)

5. 

The Blue World (04:26)

6. 

Giving the Kii (01:49)

7. 

Walkie Talkie (02:08)

8. 

Cereal Boxes (02:33)

9. 

Officer Jimbo (03:31)

10. 

The Healing (04:04)

11. 

The Great Eation (04:42)

12. 

End Titles (01:44)

13. 

The Times They Are A-Changin (06:00)
A Whisper in The Noise

14. 

Every Grain of Sand (04:16)
Amanda Ghost

15. 

It Ain't Me Baby (03:46)
Silvertide

16. 

Maggie's Farm (03:36)
Silvertide

Es inevitable que, ese morbo inherente al ser humano, nos lleve a esperar con ansia malsana el traspiés cuando nos encontramos ante una trayectoria intachable; y, tras las dudas y polémicas que generó El bosque, parece que un filme tan extravagante como La joven del agua era el candidato perfecto a ser demonizado por crítica y público. El motivo, no obstante, no termina de estar claro, pues esta nueva obra no hace sino prorrogar el postulado que Shyamalan ya venía divulgando en sus incursiones anteriores, y su acabado estético es también fiel a los métodos narrativos que ya conocíamos; quizá el nombre de este realizador se ha asociado ya tanto con el subterfugio expresivo y con la información subliminal, que la opinión pública no estaba preparada para un mensaje de tan directa honestidad –al menos aparente- como es La joven del agua.

El crítico interpretado por Bob Balaban

De todas formas, como si hubiera sido de antemano consciente de las reacciones que su película desencadenaría, Shyamalan se permite en esta ocasión dotarla de un sentido del humor no presente en los títulos precedentes, y que en algún momento sirve para satirizar tanto la opinión de la crítica como los tópicos clichés del actual cine norteamericano.

Incluso si sobredimensionamos la sátira hasta su máxima expresión, puede que toda la comunidad vecinal protagonista sea el espejo del Hollywood que Shyamalan conoce y de su propio papel en el gigantesco escenario; una colectividad compuesta por anodinos personajes dotados de un talento que no saben o no pueden desarrollar, y en medio de todos ellos, Cleveland Heep, un visionario venido a menos, el único capaz de orquestar una coherente avenencia entre los que le rodean y que, sin embargo, ha aceptado resignadamente su destino y su integración en la triste sociedad con la que ha de convivir.

Cleveland Heep

Aún con estas consideraciones, La joven del agua se presenta como una historia sobre la esperanza y sobre las posibilidades del hombre como ser positivo que puede alterar el a priori aciago porvenir. Pero si buscamos intenciones ocultas bajo la liviana superficie, no hay que olvidar que también es una fábula sobre utópicos personajes confinados en un microcosmos ajeno a la realidad del mundo exterior, como si nada existiera fuera de los márgenes del bloque de apartamentos que habitan. La espontaneidad con que todos aceptan su nuevo rol cuando Cleveland se lo hace ver, no deja de ser maliciosa por su inverosimilitud, y esa deliberada carencia de credibilidad en el relato provoca que los protagonistas y su circunstancia se distancien del espectador; efecto que el público no ha querido o no ha sabido tolerar.

En su lineal construcción narrativa, La joven del agua guarda cierto paralelismo con Señales; y recuerda a El bosque en la concepción claustrofóbica de los espacios. Por tanto no es de extrañar que, en la partitura de Newton Howard, encontremos reminiscencias de los dos títulos anteriores.

Prologo

Al igual que el director utiliza un hermoso prólogo confeccionado mediante imágenes de cuento infantil para resumirnos lo que será toda la aventura que nos espera, también el compositor, durante esos primeros tres minutos de música, nos da un repaso a la estructura de la obra entera. Newton Howard no deja que nos olvidemos de que se nos está contando un cuento –aunque contenga inquietantes elementos terroríficos- poblado por personajes legendarios; por eso en esta ocasión, su música es claramente atemporal e incluso más descriptiva que en las anteriores, y maniobra transmitiendo positivos sentimientos ajenos a cualquier posible ironía encerrada en el relato.

El bellísimo al tiempo que sencillo tema central, ocasionalmente apoyado por tenues coros femeninos, tiene una sutil aureola mística que sugiere la bondad e inocencia de Story, la joven surgida del mar. Temas fundamentados en ritmos ágiles y persistentes como Charade –que recuerdan a los insistentes pianos o violines que escuchábamos en Señales- encarnan la esperanza, y la premura por la consecución de un objetivo primordial en un tiempo limitado.

Story Story y Cleveland
El guardián
El tono de leyenda y la referencia a fantásticos mundos desconocidos se refleja perfectamente en pasajes grandilocuentes e inusitadamente espectaculares como The blue world, mientras solemnes melodías de tintes arcanos suelen sugerir la presencia de scrunts, los temibles seres que intentan destruir a la sirena antes de que regrese a su hábitat natural.
Al igual que en Señales, para el apoteósico colofón del cuento Newton Howard ha preparado un climático momento musical (The Great Eatlon) en el que, como ya hizo en el prólogo, repasa de forma altisonante las melodías que hemos ido oyendo durante el filme, y que confluyen aquí en un sublime estallido de belleza que cierra la epopeya musical al mismo tiempo que Shyamalan cierra su sinfonía visual.
Tras ello, en los títulos finales, el compositor se despide con una lírica melodía –la calma tras la tempestad-, un regalo que nos deja el buen sabor de boca de otra obra conjunta magistralmente consumada.
 
M. Night Shyamalan

Hasta aquí llega nuestro tributo a la obra en común de dos de los talentos más innovadores e influyentes del cine americano actual, esperando haber puesto, con nuestros comentarios, un grano de arena en el acercamiento del aficionado al excelente legado que estos genios nos están dejando.

Ojalá nos brinden muchas más colaboraciones del calibre de las que ya conocemos; de momento, esperamos con impaciencia The happening, el próximo proyecto en el que ya están trabajando, y que llegará en el 2008.

James Newton Howard

 

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