DIAMANTES PARA LA ETERNIDAD |
(Diamonds Are Forever, 1971) |
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Compositor: |
JOHN BARRY |
Lista de cortes (Edición de Capitol Records del año 2003): |
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Letra: DIAMONDS ARE FOREVER |
(Escrita por Leslie Bricusse) |
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Diamonds are forever,
They are all I need to please me,
They can stimulate and tease me,
They won't leave in the night,
I've no fear that they might desert me.
Diamonds are forever,
Hold one up and then caress it,
Touch it, stroke it and undress it,
I can see every part,
Nothing hides in the heart to hurt me.
I don't need love,
For what good will love do me?
Diamonds never lie to me,
For when love's gone,
They'll luster on.
Diamonds are forever,
Sparkling round my little finger.
Unlike men, the diamonds linger;
Men are mere mortals who
Are not worth going to your grave for.
I don't need love,
For what good will love do me?
Diamonds never lie to me,
For when love's gone,
They'll luster on.
Diamonds are forever, forever, forever.
Diamonds are forever, forever, forever.
Forever and ever.
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NADA ES PARA SIEMPRE
Si todo tiene un precio, en esta ocasión Saltzman y Broccoli alcanzaron el que un prematuramente avejentado Sean Connery exigía por desentuertar el resbalón comercial que había supuesto 007 Al servicio secreto de Su Majestad. Y no se equivocaron, pues el público respondió incondicionalmente al reencuentro pese al dudoso interés de este episodio de supervivencia. Pero esta vez la despedida del actor escocés sería definitiva, demostrando que, salvo los diamantes, no hay nada eterno; ni siquiera la maestría del talentoso John Barry, que después de tantos aciertos tampoco parecía encontrarse en su mejor momento. |
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Volviendo a la mala costumbre empezada con Solo se vive dos veces, poca relación guarda el guión recurrente y simplón de Diamantes para la eternidad con la magnífica obra de Ian Fleming de la que toma el título. Esa calidad artística que hasta ahora se había tenido en cuenta de forma considerable, pasa a segundo plano en favor de tópicos y efectismos que garanticen una eficaz recuperación económica, dando lugar a una aventura con pocas novedades, escaso ingenio y demasiado humor chabacano. |
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Se ve que la entrada en los setenta no fue fácil para nadie, y el propio Barry nos sorprende con una partitura de transición, eficaz pero funcional, en la que casi nada suena a nuevo. (Comparándola, claro, con el alto standard alcanzado previamente por el compositor). Ni siquiera la portentosa voz de Shirley Bassey impulsa una canción que, aunque fácil de oír y con un libreto cargado de solapada sensualidad, no alcanza ni remotamente el nivel de sus predecesoras. La melodía, que como de costumbre pasa a convertirse en el tema de amor que acompañará ciertos momentos del film, carece de la profundidad a que estamos acostumbrados y se queda en un mero condimento narrativo. |
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En instantes de clima tenso como 007 and Counting predomina el viento según una fórmula prácticamente idéntica a la que conocimos en cortes como Capsule in Space de Solo se vive dos veces; pero mayor creatividad se aprecia en los temas de acción -como Peter Franks-, la mayoría incomprensiblemente desechados en todas las ediciones anteriores a la del 2003 (¡Gracias, San Lukas Kendall!). Como uno de los mejores pasajes recuperados precisamente en esta edición, hay que reseñar especialmente el corte Slumber, Inc en el que una oscura melodía -inusual para la serie pero muy propia de ese momento evolutivo de Barry- acompaña la supuesta "cremación" de Bond. |
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Bond, quien te ha visto y quien te ve. |
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Contradiciendo la solemnidad del título, muchas cosas llegan a su fin con esta película que cierra sin demasiada dignidad una época. Connery dice su adiós definitivo (Al menos en la saga oficial) dando pie a una sucesión que será cuestionable, y también la ausencia de Barry -por fortuna solo momentánea- se acusará en el siguiente film, que supondrá el comienzo de la etapa más desalentadora en la historia cinematográfica de 007. |
M.M.M.
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