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LA ESPÍA QUE ME AMÓ
(The Spy Who Loved Me, 1977)
Compositor: MARVIN HAMLISCH
Lista de cortes (Edición de Capitol Records del año 2003):

1. 

Nobody Does It Better (Main Title Song) (03:22)
performed by Carly Simon

2. 

Bond 77 (James Bond Theme) (04:22)

3. 

Ride To Atlantis (03:30)

4. 

Mojave Club (02:14)

5. 

Nobody Does It Better (Instrumental Version) (04:47)

6. 

Anya (03:22)

7. 

The Tanker (04:25)

8. 

The Pyramids (01:36)

9. 

Eastern Lights (03:26)

10. 

Conclusion (01:33)

11. 

Nobody Does It Better / End Titles (03:25)

 
Letra: NOBODY DOES IT BETTER
(Escrita por Carole Bayer Sager)
 
Nobody does it better
Makes me feel sad for the rest
Nobody does it half as good as you
Baby, you're the best

I wasn't lookin', but somehow you found me
I tried to hide from your love light
But like heaven above me
The spy who loved me
Is keeping all my secrets safe tonight

And nobody does it better
Though sometimes I wish someone could
Nobody does it quite the way you do
Why'd you have to be so good?

The way that you hold me
Whenever you hold me
There's some kind of magic inside you
That keeps me from runnin'
But just keep it comin'
How'd you learn to do the things you do?

And nobody does it better
Makes me feel sad for the rest
Nobody does it half as good as you
Baby, baby
Darling, you're the best
Baby, you're the best
Baby, you're the best
ºº

LA HUMANIDAD EN PELIGRO

El fracaso comercial de El hombre de la pistola de oro provocó la ruptura del tandem Saltzman-Broccoli, quedando el segundo a cargo de reflotar en solitario la perjudicada serie. Y si para ello Bond debía erigirse en superhéroe apto para todos los públicos, enfrentado a un moderno capitán Nemo que amenaza la propia existencia de la raza humana, pues adelante; en tiempos de blockbusters serán el espectáculo y el desenfado los elementos determinantes del éxito.

Si Ian Fleming hubiera vivido para ver lo que hicieron con su novela The Spy Who Loved Me (Cuya traducción correcta, considerando el contexto argumental, debería haber sido El espía que me amó), habría dudado entre llorar o reír. El sencillo relato por él concebido, que versa sobre una joven acosada en un motel por tres hampones hasta que la presencia casual de Bond salva la situación, se convierte en una pretenciosa epopeya en la que los gobiernos británico y soviético unen fuerzas para abortar los planes de un criminal megalómano que pretende instaurar un nuevo orden mundial con sede en su base submarina, destruyendo para ello las ciudades de la superficie. Era inevitable, el mundo de 007 había entrado en una imparable espiral de espectacularidad, fantasía, acción desmedida y profusión de escenarios pintorescos; y la taquilla indicaba que eso era lo que quería el nuevo público, de edad en progresivo descenso.

La segunda ausencia de Barry, esta vez por encontrarse residiendo fuera del Reino Unido, va conformando una intermitencia que por desgracia se vuelve costumbre. Es curioso que se pudiera pensar en el autor de Tal como éramos o Salvad al tigre como alguien indicado para acometer una banda sonora de Bond, y el mediocre resultado confirma el desatino; pero lo cierto es que su trabajo, aún lejos de dejar huella dentro de la serie, tiene sus momentos.

Dentro de sus limitaciones, Hamlisch prefirió no alejarse demasiado de la línea clásica ya conocida, hasta el punto de que por momentos su sonido calca el del maestro Barry, como en el efectivo The Tanker; pero también aporta su nota personal con ese discotequero corte (Bond 77) que acompaña la mayoría de las secuencias de acción. Un curioso tema impactante y muy adecuado para la película, pero al ser un inconfundible producto de su tiempo no ha resistido bien el paso de los años.

Carly Simon
El score –que irónicamente consiguió una nominación al Óscar- resulta de todo punto insuficiente, tanto por su brevedad (Aunque no había mucho que recuperar, el compacto de Capitol no presenta material adicional) como por su carencia de fundamento. Varios de los cortes –Mojave Club, The Piramids- se basan en música ambiental, y otros de mayor relevancia en la obra, como Ride to Atlantis, son tan superfluos que apenas sirven siquiera para reforzar las imágenes. Da la impresión de que Hamlisch no quiso o no supo prestar dedicación a su cometido, y si bien algunos pasajes cumplen fríamente su función de apoyo, en general es una partitura distante y sin la más mínima implicación.

La canción interpretada por Carly Simon, un tanto melosa y sin demasiado fondo, es sin embargo una de las preferidas por los aficionados, y también obtuvo su nominación a la estatuilla.

M.M.M.

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