LOS OTROS AGENTES SECRETOS - Parte 1 |
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El éxito de James Bond en los años 60 generó una fiebre que, más que transformar el género del espionaje, creó uno propio; y como suele ocurrir ante fenómenos de tal calibre, no tardaron en aparecer, con distintos niveles cualitativos, toda clase de secuelas. Muchas de ellas no pasaban de ser copias de nulo interés artístico, pero también se produjeron –y se siguen produciendo- creaciones con personalidad propia que se equiparan en excelencia al original. Aunque muchos quedarán en el tintero, vamos a repasar el mundo de los agentes secretos más famosos de la pantalla, tanto los nacidos a la sombra de 007 como los que han sido capaces de trazar su propio camino. |
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EDDIE CHAPMAN (Christopher Plummer)
Triple Cross (Triple Cross, 1966) |
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La realidad compite con la ficción en la persona de Edward Arnold Chapman, espía británico también conocido como Agente Zigzag que vivió un sinfín de increíbles peripecias durante la Segunda Guerra Mundial. Inicialmente ladrón, chantajista y desertor, fueron los alemanes quienes le libraron de la cárcel y le reclutaron con la idea de enviarle a Inglaterra para cometer actos de sabotaje; pero Chapman no estaba dispuesto a traicionar a los suyos, por lo que ofreció sus servicios al MI5 e inició así un intrincado periplo como agente doble. Avispado, vividor y mujeriego, siempre antepuso sus intereses a cualquier otro concepto, y así supo hacerse valedor de privilegios por parte de ambos bandos; pero tras la guerra el gobierno de su país tuvo en cuenta sus fértiles servicios y le compensó holgadamente, por lo que pudo disfrutar de su vejez saboreando la copiosa fortuna obtenida. |
Una vida de película que para su única adaptación al celuloide contó con el rostro de Christopher Plummer, quien supo aportar el carisma y la distinción inherentes al personaje. Dirigió el film Terence Young -a quien recordamos por Agente 007 contra el Dr. No, Desde Rusia con amor y Operación Trueno- y en el reparto encontramos un par de viejos conocidos de la saga de 007; Gert Frobe (Goldfinger) y Claudine Auger (Dominó en Operación Trueno). |
La música de Georges Garvarentz, pese a su potente tema principal y a algunos destacados momentos, cumplió su misión sin grandes alardes, pero sí hay que destacar la canción interpretada por Tony Allen que acompaña los títulos finales, cuyo parecido con Thunderball es más que casual. (No en vano el propio Tom Jones ha ofrecido su versión de este tema en el álbum Velvet + Steel = Gold). |
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HARRY PALMER (Michael Caine)
Ipcress (The Ipcress File, 1965), Funeral en Berlín (Funeral in Berlin, 1966), El cerebro de un billón de dólares (Billion Dollar Brain, 1967), El expreso de Pekín (Bullet to Beijing, 1995), Medianoche en San Petersburgo (Midnight in St. Petersbourg, 1996) |
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El propio Harry Saltzman (Uno de los padres cinematográficos de 007) decidió llevar a la pantalla el personaje de Harry Palmer, nacido de la pluma del escritor especialista en el género Len Deighton. Más que un sucedáneo, Harry es la réplica realista de Bond, la que muestra que en la vida del espía no todo son triunfos y glamour; la solitaria existencia de este mundano agente británico encarnado por el magistral Michael Caine roza la sordidez, raramente disfruta de lujos, y su éxito con las mujeres es irregular, aunque a veces en sus misiones enfrente amenazas de peligrosa magnitud. |
No es de extrañar que John Barry fuera el elegido para poner música a la primera aventura, Ipcress, dando ocasión al compositor inglés de lucirse en el terreno que por aquel entonces mejor dominaba. Sin quitar protagonismo a algunos de los instrumentos que habitualmente usaba para los films de Bond, Barry acomete sin embargo un trabajo de mayor parquedad orquestal, oscuro y no carente de apagada ironía, adecuada para el espíritu de la cinta. |
La banda sonora de la segunda incursión de Palmer, Funeral en Berlín, corrió a cargo de Konrad Elfers (Conocido por crear la música de la serie Pipi Calzaslargas), quien entre el jazz y la marcha militar concibió una partitura eficaz pero olvidable; y fue el veterano Richard Rodney Bennett quien se ocupó de la inclasificable tercera película, Un cerebro de un billón de dólares, dando lugar a un score inusualmente florido y casi tan singular como el film que lo inspira, pero cargado de pasajes estimulantes. (Solo anecdóticamente mencionamos los dos últimos films, El expreso de Pekín y Medianoche en San Petersburgo, producidos ya en los 90 y con música ambos de Rick Wakeman; a años luz de sus precedentes, su respeto por el personaje original es tan pobre como la calidad que ofrecen). |
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DEREK FLINT (James Coburn)
Flint, Agente Secreto (Our Man Flint, 1966), F de Flint (In Like Flint, 1967) |
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De las entrañas de la era pop surge en América el agente más estrambótico de la historia del cine (Con el permiso de Austin Powers). Más que imitar, amplifica las características de James Bond hasta convertirlas en sana parodia. Derek Flint exhibe capacidades físicas sobrehumanas, serenidad pasmosa ante cualquier peligro y una inteligencia fuera de lo común; y claro, igual de inverosímiles son sus enemigos y sus hazañas, adscritas a la más desenfadada ciencia ficción. |
La música de sus dos películas recayó sobre un prometedor Jerry Goldsmith que por entonces estaba entrando de lleno en la que sería su época más fructífera. Sus chispeantes partituras, condicionadas en todo momento por la desmesura de las imágenes, refuerzan la aureola kitsch que Flint desprende, pero también dan muestra de la fantástica habilidad con que el compositor siempre abordó los temas de acción. Son scores vivaces, pintorescos, llenos de simpatía y de alardes creativos; y aunque lejanos a la elegancia esgrimida por Barry en todas sus creaciones, aportan su peculiar y efectiva manera de contemplar una época. |
Existió también, en 1976, el episodio piloto de una serie que no llegó a materializarse, en la que el televisivo Ray Danton sustituía a James Coburn y de cuya setentona música se desconoce el autor, que no aparece acreditado en ninguna parte. El fracaso era lógico, pues no conservaba nada de la gracia que hizo triunfar los filmes originales. |
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MODESTY BLAISE (Monica Vitti)
Modesty Blaise (Modesty Blaise, 1966) |
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Incluso el Servicio Secreto Británico recurre a ella cuando un caso no puede ser resuelto mediante procedimientos ortodoxos, pero Modesty Blaise no trabaja para el gobierno ni pertenece a ninguna otra organización; se trata más bien una ex-contrabandista multimillonaria que, al igual que su inseparable compañero de aventuras Willie Garvin, busca la acción por puro aburrimiento. Es atrevida, intuitiva, desinhibida, adelantada a su tiempo y en ocasiones expeditiva, pero tiene un alto sentido de la ética y la autodisciplina, lo cual con frecuencia le lleva a ayudar desinteresadamente. |
Nacida en el mundo del cómic, ese ha sido el medio donde Modesty vivió su mayor gloria, pues la suerte no la ha acompañado cinematográficamente hablando. La primera de sus películas, dirigida por Joseph Losey en 1966 e interpretada por Monica Vitti y Terence Stamp, fue un disparatado despropósito que ni hace gracia ni puede tomarse en serio, estropeado sobre todo por su indefinición de intenciones y por un fallido argumento en el que intervinieron demasiados guionistas; hoy queda como reflejo curioso de una época colorista y desenfrenada, y eso es precisamente lo que transmite la endeble partitura creada por John Dankworth, cuyo único interés reside precisamente en el enloquecido documento que supone. |
Mejor ni hablar de los otros dos intentos de convertir el dibujo en carne; en 1982, el episodio piloto de una serie que nunca vio la luz americanizaba los personajes y escenarios (Ann Turkel fue la protagonista y Kevin Knelman se encargó de la música, en el que fue su primer y único trabajo para cine); y en 2004 se lanzó directamente a dvd Mi nombre es Modesty (My Name is Modesty), una insufrible historia sobre los comienzos de la aventurera (con el rostro de la inglesa Alexandra Staden) producida por Quentin Tarantino y realizada únicamente para que la productora Miramax no perdiera los derechos sobre el personaje. La partitura recayó sobre Deborah Lurie, a quien conocemos como orquestadora, arreglista y compositora de música adicional en cintas como Spiderman 3, Wanted o Hellboy 2. |
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NEIL CONNERY (Neil Connery)
Todos los hermanos eran agentes (Ok Connery, 1967) |
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La lista de parodias que el cine italiano produjo durante los años 60 sobre 007 es interminable y la mayoría ni son dignas de mención, pero entre ellas Todos los hermanos eran agentes merece, por su osadía y extravagancia, un tratamiento excepcional. En esta delirante comedia, Neil Connery (El hermano de Sean) se introduce con su propio nombre en la piel de un cirujano que, siendo realmente hermano del agente secreto más famoso del mundo (Cuyo nombre nunca se menciona), es reclutado a regañadientes para una peligrosa misión que le enfrentará a la organización Thanatos; una divertida premisa que, desgraciadamente, no se plasma con la suficiente chispa en este disparatado film -conocido en el mercado americano como Ok Connery o Operation Kid Brother- cuyo reparto cuenta con varios habituales de las películas de Bond como Daniela Bianchi (Tatiana Romanova en Desde rusia con amor), Adolfo Celi (Emilio Largo en Operación Trueno), Bernard Lee ("M") y Lois Maxwell (Monneypenny). |
Dos grandes del país unieron talentos para concebir la banda sonora, nada menos que Ennio Morricone y Bruno Nicolai; y aunque es difícil decir como se repartió el trabajo entre ambos creadores para completar esta alocada obra que mezcla pop, sinfonismo, electrónica y hasta alguna onomatopeya, tradicionalmente en este tipo de colaboraciones Nicolai hacía poco más que dirigir la orquesta. En cualquier caso no hay lugar a dudas sobre la canción principal (Man for Me, interpretada por Christy, musa habitual del autor cuya voz podemos escuchar también en El halcón y la presa) pues desprende ese inconfundible aroma desgarrado próximo al western que caracterizaba al casi siempre eficaz y siempre desmesurado Ennio Morricone. |
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JACK RYAN (Alec Baldwin, Harrison Ford, Ben Affleck)
La caza del Octubre Rojo (The Hunt For Red October, 1990), Juego de Patriotas (Patriot Games, 1992), Peligro inminente (Clear and Present Danger, 1994), Pánico nuclear (The Sum of All Fears, 2002) |
En realidad poco tiene que ver con 007 este sufrido padre de familia ocasionalmente convertido a desgana en operativo de acción, y bastante peligrosa es ya para él la misión de compatibilizar ambas ocupaciones. Ryan se nos presenta como un hombre vulnerable y con limitaciones al que no le gusta la aventura, pero como analista de la CIA a veces debe asumir ciertos riesgos para él y los suyos; su integridad le impide rechazar responsabilidades, lo que siempre le lleva a implicarse más de lo que quisiera. |
En el celuloide ha tenido ya tres caras, y otros tantos músicos han aportado su arte a las cuatro películas del agente. Indudablemente el primer premio se lo lleva Basil Poledouris con su magnífica creación para La caza del Octubre Rojo, aún sin ser una de las obras más completas del autor; se podía pedir mayor riqueza a una partitura en la que abundan los pasajes de transición, pero la grandeza de los momentos cumbre compensa sobremanera la inconsistencia de los otros. La ampulosidad de los coros que oímos en cortes como Hymn to Red October (Que a diferencia de lo que muchos piensan es una composición original de Poledouris, aunque mimetice el estilo de los himnos soviéticos) o Ancestral Aid, hasta resulta desproporcionada para las contenidas intenciones narrativas del relato. |
Sobre James Horner, que preparó los scores de Juego de patriotas y Peligro inminente, podemos decir que consiguió resultados superiores a su media. Aunque en los pasajes de acción utilice sus fórmulas archiconocidas, logra interesantes momentos líricos acentuados por sonidos étnicos –en especial en el primer film- propios de las localizaciones. |
En principio es todo un lujo contar con Goldsmith para la música de Pánico nuclear, pero en sus últimos años el genial compositor había perdido buena parte de su magia y se limitaba a elaborar partituras correctas como esta, pero carentes del brillo de antaño. A excepción del excelente corte The Mission, poco hay en este apenas inspirado score que no hayamos oído ya en Decisión crítica o Air Force One.
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HARRY TASKER (Arnold Schwarzenegger)
Mentiras Arriesgadas (True Lies, 1994) |
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Si Jack Ryan tiene problemas para compaginar su conflictivo oficio con la vida familiar, el embrutecido superespía ideado por James Cameron riza el rizo al ocultar a los suyos su verdadera ocupación. A medio camino entre la distinción de un sofisticado agente secreto y los demoledores personajes de acción que Schwarzennegger solía interpretar, Harry Tasker aniquila terroristas islámicos con la misma facilidad con que celebra el cumpleaños de su hija (Elisha Dushku, por cierto); todo ello en clave de desenfadada comedia y con ese ameno ritmo que el afamado realizador sabe insuflar a sus obras. |
Es de agradecer que Brad Fiedel –colaborador habitual de Cameron- haya apartado esta vez su tendencia al sonido electrónico en favor de un acabado más sinfónico. Desde luego su música no deja huella por su calidad, y se adhiere mucho más al blockbuster de Hollywood que al tinte desalmado propio de las producciones de espionaje ambientadas en Europa; pero es más que adecuada para reforzar el tono simpático de una cinta que en ningún caso pretende adscribirse a los convencionalismos del género. |
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AUSTIN POWERS (Mike Myers)
Austin Powers, misterioso agente internacional (Austin Powers, International Man of Mistery, 1997), Austin Powers: La espía que me achuchó (Austin Powers: The Spy Who Shagged Me, 1999), Austin Powers: Goldmember (Austin Powers in Goldmember, 2002) |
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El humor de Mike Myers no puede ser catalogado de sutil ni mucho menos refinado, pero hay que reconocer que ha sabido reírse con ingenio de muchos de los tópicos usuales en la saga de 007. A través de las tres entregas, el psicodélico Austin Powers despelleja el mito de Bond con su ineptitud y vulgaridad, creando al mismo tiempo una divertida e inteligente sátira sobre la evolución del mundo desde los años 60 hasta nuestros días. |
Aunque en las bandas sonoras se utilizan infinidad de canciones, no podemos desestimar el trabajo de George S. Clinton, que hace lo que se espera en cualquier spoof de esta índole; inspirarse en la música del original (en este caso la creada por Barry) hasta llegar, en ocasiones, casi al calco. |
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JOHNNY ENGLISH (Rowan Atkinson)
Johnny English (Johnny English, 2003) |
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Dispuesto a aterrorizar al mundo con su incompetencia, el propio Mr. Bean se enfunda un smoking y se introduce en el pellejo de un agente secreto concebido originalmente como reclamo publicitario de una conocida entidad bancaria. Y por más que en el currículo de los guionistas, Robert Wade y Neal Purvis, figuren los libretos de los cuatro últimos Bond, es precisamente la presencia de Rowan Atkinson el mayor y casi único aliciente de una cinta que poco tiene que ofrecer; divertida sin más, no encontramos en ella originalidad ni el corrosivo ingenio de Austin Powers. |
Edward Shearmur, que elaboró la banda sonora, es un joven y talentoso compositor que empezó como arreglista y asistente de Michael Kamen, y en su corta carrera cuenta ya con obras tan relevantes como K-Pax, Sky Captain y el mundo del mañana, 88 minutos y Asesinato Justo. Como era de suponer, su música parodia el sonido característico de 007, pero hay que reconocer que lo hace con estilo. El resultado de su notable pericia en el sinfonismo es una partitura vibrante y llena de vida, a la que si algo se le puede reprochar –al igual que ocurre en tantas otras comedias disparatadas- es su obviedad; llega a ser tan descriptiva que a veces parece más propia de un dibujo animado. |
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JASON BOURNE (Matt Damon)
El caso de Bourne (The Bourne Identity, 2002), El mito de Bourne (The Bourne Supremacy, 2004), El ultimatum de Bourne (The Bourne Ultimatum, 2007) |
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Pese a lo mucho que le debe como instaurador del género, en ningún caso puede decirse que el espía amnésico ideado por el novelista Robert Ludlum sea una secuela o imitación de Bond, y menos cuando últimamente los pasos de 007 parecen consolidar esa especie de correspondencia biunívoca que engarza el rumbo de estos dos mitos en el escenario del siglo XXI. Bourne tiene vida y alma propias, y la severidad de sus trepidantes aventuras recupera para nuestro tiempo el gélido encanto del cine de espionaje propio de la Guerra Fría, gracias, en buena medida, a esa excelente dirección de Paul Greengrass imitada sin tapujos por Marc Foster (O por el equipo de segunda unidad) en Quantum of Solace. |
A veces el alumno supera al maestro, y hay que agradecer que la empresa Remote Control Productions (liderada por Hans Zimmer y destinada principalmente a infestar el universo cinematográfico de clones suyos tan anodinos como él) sirva en ocasiones para descubrir algún nombre que realmente despunte por su calidad; referirse a John Powell –antiguo miembro de la citada secta- es, hoy por hoy, mencionar a uno de los grandes de nuestros años y a una de las más prometedoras carreras en el panorama musical norteamericano. |
Salvando notables diferencias, el estilo de Powell recuerda lejanamente al de David Arnold, sobre todo por su habilidad para fusionar con éxito orquesta y sintetizador. Sus trabajos para Bourne, aunque con personalidades independientes, conforman un coherente tríptico cuya arrolladora energía se funde con el impacto de las imágenes dando lugar a una expídica experiencia audiovisual que a nadie ha dejado indiferente. |
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